Recomendaciones para la restauración ecológica de ambientes serranos afectados por incendios

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Desde el Partido Solidario, tomamos en consideración las acciones que se detallan a continuación, diseñadas por organizaciones ambientales y expertos, para ser implementadas en la etapa posterior a los incendios forestales, que azotaron la provincia de Córdoba.

Un ecosistema quemado sigue estando vivo aunque no lo veamos, ya que las raíces siguen activas y casi todas las plantas rebrotan con fuerza para así comenzar la larga recuperación natural post-fuego. La restauración activa de ecosistemas nativos es importante donde fuegos reiterados, ganadería, agricultura, urbanización e invasión por plantas exóticas ya redujeron mucho la capacidad regenerativa del sistema. Para contribuir a una restauración activa es importante capacitarse ayudando en proyectos existentes, realizando cursos y leyendo sobre el tema. Por eso, estas recomendaciones son orientativas y de ninguna manera son una receta. Es importante realizar una observación previa para adaptar estas recomendaciones a cada situación particular.

1.  ¿Qué hacer durante los primeros meses?

Luego de ocurrido un incendio la prioridad es evitar la pérdida de suelos y la instalación de especies leñosas exóticas invasoras (por ej: acacia negra, siempreverde, olmo, grateus, zarzamora, entre otras). El suelo queda sumamente desprotegido y frágil. Por ello, cualquier intervención sobre ese suelo debe estar bien planificada.

1.1.  Controlar el ganado

La mayoría de las áreas afectadas por los incendios en la zona serrana son utilizadas para la ganadería. De hecho, la quema de pastizales es una práctica común para favorecer el rebrote de los pastos forrajeros. Es muy importante evitar que el ganado transite por las áreas recientemente quemadas al menos por una temporada de lluvias (hasta mayo del siguiente año). El grado de fragilidad que tiene el suelo por la ausencia de vegetación y el impacto de estos animales con su pisoteo hacen que se pierdan y/o degraden grandes cantidades de suelo.

Sin duda, esta es una tarea muy difícil. Sin embargo, productores ganaderos que piensen en la sostenibilidad de su campo a mediano y largo plazo sabrán la importancia de esta medida. Por otro lado, sería interesante comenzar a exigir políticas públicas en este sentido.

1.2.  Construir fajas de retención de suelo y agua

Para reducir la erosión hídrica en zonas con pendiente, podemos construir fajas de retención con ramas de árboles o arbustos nativos quemados que se encuentren en el suelo (las ramas que se encuentran en pie podrían rebrotar). También podemos usar leño de especies exóticas (ver punto 1.3)

Las fajas deberán construirse de forma perpendicular a la pendiente y paralelas entre sí. Si hay piedras, se pueden utilizar como “colchón” y sobre ellas acumular las ramas. El tamaño recomendable de las fajas es de 30 cm de alto y 1 m de ancho aproximadamente, con una longitud que deberá cubrir toda la extensión del terreno, pudiendo interrumpirse en lomadas. Repetir las  fajas cada 15 m. Si las fajas no son perpendiculares a la pendiente pueden generar escorrentías no deseadas y mayor erosión del suelo.

Estas fajas no contienen totalmente el agua, pero retienen el suelo y las cenizas cuando las primeras lluvias de la estación empiezan a arrastrarlas pendiente abajo. Además, acumulan semillas, reducen la velocidad del agua y la conducen a sitios con mejor infiltración.

Si sobran ramas se pueden dispersar por todo el terreno quemado e incluso traer guano y otros restos vegetales de zonas no quemadas para aportar materia orgánica al suelo.

1.3.  Controlar especies exóticas invasoras

En caso de encontrar especies leñosas exóticas (quemadas o no quemadas), cortarlas y utilizar el  leño para construir las fajas de retención. Además, para dificultar la recolonización por semillas  desde los lugares no quemados cercanos al incendio, recomendamos extraer estas especies  de dichos lugares y usarlas para las fajas.

Si hay plantas de especies invasoras en las viviendas o espacios públicos de localidades y zonas cercanas a las áreas incendiadas, es relevante evitar la diseminación de sus semillas. Todo recaudo para evitar la dispersión es bienvenido, por ejemplo la poda o extracción de los ejemplares.

1.4.  Revegetar con herbáceas (enriquecer el banco de semillas)

Luego de los incendios el banco de semillas (semillas disponibles en el suelo) queda empobrecido, lo cual puede hacer más lenta la recuperación de las especies herbáceas una vez que comienzan las lluvias. Esta recuperación es importante ya que las especies herbáceas a medida que crecen van protegiendo el suelo y evitan la erosión. Para incorporar semillas de especies herbáceas en algunos sectores de la zona incendiada, se puede juntar mantillo de los alrededores del incendio y esparcirlo en la zona quemada, ya que éste suele contener semillas que se dispersaron durante el otoño anterior. Hay que tener la precaución de no juntar el mantillo en zonas invadidas por especies exóticas. También se pueden juntar semillas directamente de las plantas nativas en los casos en que éstas persistan. Una forma para facilitar la siembra es preparando baldes con agua y mantillo y dispersar ese lodo con movimientos amplios para que se distribuya en mayor superficie.

1.5 Poner en marcha acciones preventivas

El deseo de ponerse en marcha para recuperar las zonas afectadas también puede encauzarse hacia acciones preventivas que se sostengan en el tiempo, como campañas de educación, el armado y gestión local de viveros de leñosas y herbáceas nativas, u otras iniciativas. Por ejemplo, demandar acciones estatales en todas las escalas de gestión y políticas públicas ambientales para la prevención de incendios, manejo del fuego, restauración, protección de cuencas y bosques.

 

2.  ¿Qué hacer después de un año?

Luego de proteger el suelo podemos ayudar al ecosistema a recuperarse, en particular a los árboles y arbustos, que son los que más tardan en crecer. El sistema tiene alta resiliencia (capacidad de volver al estado anterior) debido a que la mayoría de las plantas leñosas no mueren después del incendio. Muchas veces parecen completamente muertas, pero sus raíces o troncos están vivos, y cuando comienzan las lluvias las plantas rebrotan. La supervivencia es generalmente de entre un 70 y 90 % dependiendo de la especie, la intensidad del fuego y otros factores.

Para que los árboles y arbustos rebrotados puedan crecer y recuperar su tamaño anterior al fuego, es necesario que no sean sombreados por las especies exóticas, que en general tienen una velocidad de recuperación más alta, y que no sufran nuevos disturbios (principalmente herbivoría por ganado doméstico u otro fuego) durante los años siguientes.

2.1.  Con el ojo (y el machete) en las exóticas invasoras

Así como gran parte de las plantas nativas sobreviven también lo hacen muchas leñosas exóticas. Recomendamos combatir los rebrotes y si es posible extraerlas de raíz. También es necesario monitorear el establecimiento de nuevos ejemplares y en el caso de encontrarlos extraerlos para evitar una posible invasión. Además, seguir combatiendo las especies exóticas invasoras que se encuentren sobre los bordes del área quemada para prevenir su avance hacia el interior de la misma. Las acciones de control de especies exóticas deberían sostenerse hasta que no se identifiquen ejemplares.

2.2.  Cuidar a las especies leñosas nativas rebrotantes

Muchas veces no se reconoce el rebrote, y se extraen los esqueletos muertos para leña. Al hacer esa extracción, se daña el rebrote. Al mismo tiempo, el ganado tiende a consumirlo, por lo cual es deseable que incluso pasado el año del incendio, las cargas animales se mantengan más bajas de lo normal.

2.3.  ¡Que vuelva la biodiversidad!

Si dejamos los árboles y arbustos quemados en pie, favorecemos que las aves las usen como “perchas” y allí se posen para defecar semillas (nativas y exóticas, ver punto 2.1), ayudando a enriquecer la biodiversidad del sistema.

Por otro lado, los restos de árboles y arbustos quemados sirven como apoyo para enredaderas, nidos de aves y refugio para insectos.

2.4.  ¿Plantar nativas?

Plantar especies leñosas nativas generalmente no es necesario, debido su alta capacidad de rebrote después del fuego. Sin embargo, puede ser una estrategia que ayude a la recuperación, en particular en casos donde el incendio fue muy intenso y la mortalidad fue más alta que lo normal, o en caso donde ya quedaban pocos árboles antes del incendio. Idealmente se trabaja con plantas cultivadas con semillas procedentes de la zona. Las mismas se pueden plantar muy próximas a las fajas de retención para que queden protegidas. Las especies que se seleccionen para implantar deben responder a una planificación con el objetivo de restaurar el ecosistema local.

Plantar especies nativas también es recomendable como actividad educativa. Aunque al igual que  con el cuidado del rebrote, el ganado doméstico puede consumir los plantines, por lo cual es nuevamente necesario bajar las cargas ganaderas y monitorear su impacto.

 

Autores e instituciones participantes

Autores. Joaquín Piedrabuena, Ana Cingolani, Melisa Giorgis, Natalia De Luca, Cecilia Eynard, Daniel Renison, Laura Cavallero, Antonia Oggero, Esteban Kowaljow, Romina Torres, Benjamin Marsal, Elisa Sosa, Pablo Friedlander, Evangelina Natale, Adriana Verdini, Paola Peltzer.

Instituciones participantes. Ecosistema Argentinos (EA), Red de Restauración Ecológica Argentina (REA, Nodo Centro), Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV-CONICET), Centro de Ecología y Recursos Naturales Renovables (CERNAR), Vivero Escuela y Banco de Semillas de Especies Nativas, Vivero Municipal de Alpa Corral, Guardas Ambientales Voluntarios de Alpa Corral, Reserva Bosque Autóctono del Espinal (UNRC).

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