Resistencia y esperanza: Las “nuestras” del Cordobazo

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*Por Bibiana Fulchieri, Autora del libro El Cordobazo de las Mujeres

“Un primer hito en la trayectoria feminista fue el descubrimiento de la invisibilidad social de las mujeres: en el trabajo doméstico no valorizado, oculto de la mirada pública y en la retaguardia de las luchas históricas ‘detrás’ de los ´grandes hombres´”, escribe la socióloga argentina Elizabeth Jelin en su libro La lucha por el pasado en el que aborda cómo se construye la memoria social.

En la afanosa tarea de escribir el “Cordobazo de las Mujeres”, que llevó tarea de “hormiga” y enorme tiempo, aparecieron situaciones repetidas como por ejemplo fotos recortadas. La más llamativa, la que es la portada del libro, que casi siempre se encuentra haciendo centro en Agustín Tosco.

Cuando figuran mujeres en las crónicas son presentadas como “Señora de…” – el caso más emblemático resultó un video de las esposas esperando en el aeropuerto de Córdoba el regreso de los líderes sindicales del Cordobazo, liberados del penal de Rawson- No hay epígrafes con nombres de pila en las fotos donde aparecen mujeres y el colmo, tal vez, fue que, en el listado de los detenidos tras el Cordobazo, había varones con nombres y apellido y “una femenina”.

Realizando el trabajo de búsqueda para el libro, en el Sindicato de Luz y Fuerza me encontré una fuerte presencia femenina trabajando en diferentes secciones, pero luego de la consulta de los nombres siempre la respuesta fue “era la mujer de tal”. Queda claro que se hace necesario hacer visible lo invisible.

En consonancia con las grandes efemérides, son muchas ahora las páginas escritas –las más desde el periodismo- para revelarnos a las “doñas” involucradas en sagas históricas: a Las Mujeres de 1714 se las identifica a varias con nombres y apellido en los sucesos del Sitio a Barcelona; las Sin Sombrero, pensadoras y artistas españolas de la llamada “generación del 27” relegadas de los “cánones” y “ninguneadas” al regreso de sus exilios; una injusticia más no nombrarlas a todas, pero me quedo con María Zambrano y con María Teresa León –esta última, refugiada del franquismo en nuestra Villa de Totoral- englobándolas simbólicamente.

Acostumbrada a pensar en imágenes, se me figura la memoria como un río de meandros; que nace en un cauce determinado y aguas abajo disgrega radialmente hacia varias direcciones, para después confluir en el gran mar de los recuerdos. Eso somos porque no somos sino memoria.
Tras ver “Sublevaciones”, la enorme muestra que da cuenta de rebeliones famosas en la historia, curada por el filósofo francés Georges Didi – Huberman y en la cual figura el Cordobazo, reproduzco sus palabras: “Sublevarse es un gesto… derriba el abatimiento que hasta entonces nos hacía padecer la sumisión (ya fuera por cobardía, cinismo o desesperación). Sublevarse es arrojar lejos el fardo que pesaba sobre nuestros hombros y nos impedía movernos. Es romper un determinado presente –aunque sea a martillazos, como habrán querido hacerlo Friedrich Nietzsche o Antonin Artaud- y levantar los brazos ante el futuro que se abre. Es un signo de esperanza y resistencia”.

Como el signo que evocan estas “nuestras” del Cordobazo, de resistencia y esperanza. Así todos los días de la vida.

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