Frente de Mujeres del Partido Solidario: Nosotras también paramos y nos paramos
Desde el Frente de Mujeres del Partido Solidario adherimos este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, al tercer paro mundial de mujeres.
Nosotras también paramos y nos paramos. Por las trabajadoras sindicalizadas que son excluidas de las conducciones y mesas de negociación, y por las que no cuentan con representación gremial ni política.
Porque queremos terminar con todas las formas de discriminación por género que operan en el mercado de trabajo, como la brecha salarial o la feminización de los oficios más precarizados. Y ponerle fin a la división sexual del empleo, y para visibilizar la ingente cantidad de trabajo de cuidado gratuito que recae sobre todas nosotras sumándonos al menos 3 horas más por día que a los varones. Trabajo que es llamado “reproductivo”, como si no fuera productor de valor. El 8 de marzo paramos y nos paramos porque trabajadoras somos todas.
Sostenemos que es impensable un proyecto democrático, popular y nacional que no esté profundamente comprometido con la igualdad y no discriminación por género. Por eso la construcción de una alternativa contra el neoliberalismo es inseparable de las reivindicaciones de género.
Porque el ajuste en salud y educación sobrecarga directamente el tiempo de trabajo gratuito realizado por las mujeres. Las reformas laboral y previsional, la subordinación a las políticas del FMI, la financiarización de la economía refuerzan la desigualdad en general, y la feminización de la pobreza en particular. Desde diciembre de 2015 la situación sólo ha empeorado.
Denunciamos el desmantelamiento de los servicios de salud, educación, ciencia y técnica, la baja de paritarias, de jubilaciones, los recortes al Pami y devaluación de la AUH. La destrucción del ex Consejo Nacional de la Mujer, al que quitaron presupuesto tras ponerle un nuevo nombre, achicaron competencias y cortaron sus programas de prevención y acompañamiento. Somos las mujeres quienes soportamos el mayor peso de las consecuencias de estas medidas, que nos arrastran a la marginalidad, a la imposibilidad de ejercer derechos, a las nulas oportunidades, y a contextos de violencia e impotencia que, en lo que va del año, culminaron en 34 femicidios. La situación en las provincias de Buenos Aires, Salta y Jujuy es la más extrema, y en muchos distritos del país la desresponsabilización del estado llega al punto de hacer caso omiso de la legislación existente.
Frente al individualismo y privatismo neoliberales nosotras decimos “Lo personal es político”. Y frente a la reducción del Estado decimos “Con ajuste y sin políticas públicas no hay Ni Una Menos”.
Paramos y nos movilizamos para denunciar la persecución política, la violencia de las fuerzas “de seguridad”, y la criminalización de la protesta social. Y exigimos la libertad de todxs lxs presxs políticxs.
Nos paramos porque somos parte del movimiento de mujeres, lesbianas, travestis y trans que tiene hoy una fuerza y capacidad de movilización capaz de aglutinar una diversidad de demandas, con claridad de programa y capacidad de respuesta como para oponer verdadera resistencia al proyecto que hoy está en el gobierno, para mal de las mayorías. Movimiento transversal e internacional, que emerge desde todos lados con su planteo democratizante.
Consideramos que para construir un mundo mejor es necesario dar la batalla cultural en todos los ámbitos que habitamos. Porque no se trata de “el avance de la mujer”, sino del empoderamiento de todas las mujeres en su diversidad y como colectivo, para la construcción de una sociedad más justa e igualitaria, en respeto a la diversidad. Y acompañamos sororamente a las mujeres que hoy levantan su voz colectivamente para decir #Noesno, y ponerle el límite a las violencias en cada uno de sus ámbitos específicos. Las problemáticas que enunciamos no son nuevas, ni se tratan de una cuestión de moda: la coyuntura actual, y la fuerza de los movimientos feministas nos permiten hoy expresar lo que por mucho tiempo fue silenciado.
Nos paramos con sororidad, que es la hermandad entre mujeres, el reconocernos unas a otras como compañeras y saber que no estamos solas. Es también juntarnos para seguir andando el camino que otras fueron abriendo antes. Reconociendo en nuestra historia y como memoria propia a las Madres y Abuelas de la Plaza, a las sufragistas, socialistas y comunistas, a las anarquistas, a las peronistas que consagraron el derecho al voto, a las militantes de siempre especialmente perseguidas por ser mujeres, a las compañeras trans y travestis que desde hace décadas sufren especialmente la violencia institucional, a las que organizaron en 1986 el primer Encuentro Nacional de Mujeres, hoy Plurinacional. A todas las mujeres originarias, a las afrodescendientes y a tantas otras mujeres de nuestro continente, todas ellas pilares de nuestra historia y nuestra cultura, que han sido invisibilizadas y muchas, ni siquiera, nombradas.
Nos paramos para decidir, para ser libres, para elegir la vida que queremos vivir. Para liberarnos de modelos culturales patriarcales como el que se promueve desde el actual gobierno, que quiere mujeres sumisas, destinadas a decorar y reforzar el dominio de los hombres que acompañan. Nos paramos porque queremos caminar juntas, escucharnos, aprender, comprendernos y aceptarnos en nuestras elecciones. Porque “la mujer” no existe. Existimos las mujeres en toda nuestra diversidad.
Paramos para decir “Ni Una Menos. Vivas y Libres Nos queremos”. Como hace dos años, cuando el 8 de marzo de 2017 las mujeres hicimos el primer paro nacional a este gobierno.
Sabemos que para eso contamos con todos y todas lxs que asumen el compromiso con la justicia social y la igualdad en diversidad. Porque somos muchos y muchas lxs que apostamos a la construcción de identidades de género libres, feminidades y masculinidades no patriarcales ni machistas. Porque no se trata de un conflicto entre personas, sino entre dos modelos de sociedad posibles. La voz feminista no es sólo de mujeres, es la voz de los pueblos que buscan vivir en sociedades libres y emancipadas.
Para avanzar hacia una alternativa transformadora y verdaderamente democrática en este año electoral tenemos la firme convicción que debe constituirse un frente, con la amplitud suficiente para lograr el objetivo urgente de desplazar por las urnas a este modelo que ajusta, reduce derechos y empobrece a la población. Siempre valorando nuestra identidad partidaria y con todas nuestras banderas en alto, queremos:
· Políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género. Declaración de emergencia. Presupuesto y cumplimiento efectivo de la Ley 26.485. Basta de femicidios, lesbicidios, transfemicidios y travesticidios. Registros oficiales veraces y presupuesto para programas de contención y atención a víctimas. Justicia para Lucía Pérez: fue femicidio.
· Aplicación y presupuesto para la Ley de Educación Sexual Integral, para que lxs niñxs y adolescentes aprendan a relacionarse sin violencia, libres de estereotipos de género.
· Despenalización del aborto. Acceso legal, seguro y gratuito. Porque se trata de un asunto de Salud Pública. Y porque nosotras decidimos. Producción nacional de Misoprostol. Es nuestra lucha, es nuestro derecho, y será nuestra conquista. Exigimos el cumplimiento de los abortos no punibles.
· Denunciamos las intenciones del gobierno de querer manipular el tema con un discurso vacío de contenido y enunciados livianos. Y exigimos un sistema de salud pública con presupuesto y atención de calidad para todas las personas. No olvidamos a diputadxs ni senadorxs que votaron a favor del aborto clandestino en 2018. Y repudiamos enérgicamente a las autoridades gubernamentales provinciales, quienes desde sus posicionamientos personales obstruyen el acceso a la ILE a las víctimas de violación y abuso. #NiñasNoMadres.
· Cumplimiento efectivo de la Ley de Identidad de Género.
· Perspectiva de género en todas las áreas del Estado. Capacitación adecuada de funcionarixs, y presupuesto para las políticas públicas que apunten a combatir la discriminación y la desigualdad.
· Reglamentación y cumplimiento de la Ley Micaela García. Paridad para cargos electivos y no electivos del Poder Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
· Justicia que nos garantice una vida libre de violencia. Denunciamos la complicidad de algunxs agentes del Poder Judicial con violentos y abusadores, y la violencia institucional sobre mujeres, lesbianas, travestis y trans. Absolución a Eva de Jesús (Higui), procesada por haberse defendido de 10 hombres que la atacaron por ser lesbiana.
· Políticas contra la discriminación y la violencia en espacios laborales y sindicales, para permitir a las mujeres ocupar lugares reales de decisión. Cumplimiento del cupo sindical. Políticas contra el acoso laboral. Cupo laboral para personas trans. Exigimos paritarias libres y sin techo, y la inclusión de cláusulas de género en todas las negociaciones colectivas. Políticas para reducir brechas de participación en el PBI, que elimine la segregación vertical (por cargos) y la segregación horizontal (por sectores de la economía), que generan la brecha salarial entre varones y mujeres.
· Políticas públicas para una comunicación y cultura democrática, libre de estereotipos discriminatorios. Hoy los medios de comunicación reproducen mensajes misóginos y legitiman la violencia de género. Políticas para desnaturalizar violencias como el acoso callejero.
· La persecución política a mujeres dirigentas en nuestra región es una afrenta contra todas nosotras. Libertad a Milagro Sala. Su persecución también expresa clasismo, xenofobia y racismo, y atenta contra derechos de sectores populares y pueblos originarios.
· Políticas de Memoria para recuperar de nuestro pasado nacional y regional continental a todas aquellas que han sido silenciadas o invisibilizadas por las versiones más difundidas de nuestra historia.
· Políticas públicas efectivas contra la trata de personas para la explotación sexual y el trabajo esclavo. No al cierre de programas para víctimas.
· Políticas de vivienda con perspectiva de géneros.
· Políticas públicas que contemplen las necesidades específicas de las mujeres en todas las etapas de la vida. Políticas específicas para jóvenes y adolescentes, y para las adultas mayores.
· Rechazo a la reforma previsional que refuerza la invisibilización del trabajo de cuidado que realizamos las mujeres desde pequeñas (como muchas jóvenes que en las estadísticas aparecen como “ni-ni”) hasta el fin de nuestra vida.
· Políticas públicas que aborden los derechos de todas las mujeres: mujeres en situación de calle, rurales, originarias, migrantes.
· Políticas públicas para prevenir, sancionar y erradicar situaciones de abusos, trata, y prostitución infantil. Cumplimiento de la Ley Brisa.
· Políticas públicas para atender a la salud integral de las mujeres, con el acento en la salud sexual y reproductiva y discapacidad. Erradicación de la violencia ginecológica y obstétrica. Políticas de salud específicas para la población trans y travesti: las dinámicas de exclusión y marginalización llevan a que el promedio de vida sea de apenas 35 años.
· Políticas para la valorización del trabajo de cuidado pago: trabajadoras de casas particulares, y trabajadoras del sistema de salud y de educación. Políticas públicas de cuidado de calidad para toda la población.
Paramos porque nuestras reivindicaciones no son secundarias, ni accesorias, y requieren atención urgente. Porque los derechos de género son Derechos Humanos, decimos: ¡Ni un derecho menos!