Historias de la realidad cordobesa: Aldana y su relación laboral encubierta

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Por Juventud Solidaria PSOL Capital.

 

Aldana terminó el secundario con buenas calificaciones, y emprendió una carrera universitaria.

Aldana tiene una hija y es el sostén de su familia.

Aldana era conocida en su barrio, y un concejal le consiguió trabajo en la municipalidad de la Ciudad de Córdoba como monotributista.

Al municipio iba todos los días y cumplía un horario pero además llevaba los trámites personales del concejal, y hasta llegó a ser la niñera de sus hijos los fines de semana.

Así transcurrieron tres años hasta que una delegada gremial la asesoró sobre dos irregularidades, una, que muchas de las tareas que realizaba no correspondían a las de una empleada estatal; y dos, que las características de su actividad no eran coincidentes con las características del monotributo. Aldana entendió que cuando el monotributo se transforma en un horario fijo determinado para cumplir tareas dentro del mismo establecimiento, y cuando recibís instrucciones u órdenes de un empleador, con el que además existe un nexo de dependencia económica; eso es lo que se considera relación o trabajo irregular o “en negro”, mediante un “fraude laboral”.

La lucha por su reivindicación laboral duró siete años.

Siete años precarizada.

Siete años pagando monotributo e ingresos brutos.

Siete años sin vacaciones remuneradas y aguinaldo.

Siete años de lucha.

Hoy Aldana desde el sindicato ayuda a otros y otras trabajadoras a interiorizarse sobre sus derechos laborales. Aldana aprendió que la política es una extraordinaria herramienta de transformación social. Hoy Aldana le enseña a su hija que la política a través de organizaciones sociales, sindicales, partidos políticos, movimiento de campesinos, feministas, piqueteros, latinoamericanistas, juveniles, inconformistas; a través de luchas y levantamientos, huelgas y cortes de calles, lograron las leyes que en la Argentina protegen a las clases trabajadoras. Conquistas respetadas, valoradas y deseadas en todo el mundo.

En nuestro país todavía hay cientos de Aldana que pelean o desconocen sus derechos laborales y sociales.

Aún hay mucho por reclamar, por cantar y marchar. Por los derechos que faltan conquistar, y también, por respeto a los mártires de las revoluciones pasadas.

 

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